jueves, 19 de diciembre de 2013

Cenas de Pabostría ...con Roberto Malo


De entre los tantos autores que he ido conociendo en esta andadura aragonesa a lo largo de estos últimos meses de la mano de Marcos, es sin duda Roberto Malo un claro ejemplo del buen hacer con nombre propio, del humor inteligente y original.


Roberto es escritor, animador sociocultural, cuentacuentos, padre de familia y cantautor si es preciso, pero sobretodo buen amigo y buena persona.Hace un par de semanas tuvimos el honor de acogerle en casa para una velada de Cenas de Pabostría.

 Uno se sorprende al conocer su obra, que abarca desde la magia del cuento infantil, al relato de terror, pasando por el guión o la novela, en una combinación que tiene cabida para lo policíaco, el amor, la fantasía, el humor y  la ciencia ficción,  capaz de fascinar y no dejar indiferente a nadie.  Roberto es un escritor inquieto y constante con el oficio.
Confiesa que no podría decantarse por un género únicamente. Que un escritor tiene que escribir lo que le guste y que él, como no vive de ello, puede permitirse el lujo de escribir lo que le apetece. “Lo que me gustaría leer”, suele pensar. 

Admiro cuando nos explica acerca de la experiencia de escribir cuentos, lo maravilloso de la instantaneidad, lo mágico del mito en la intencionalidad del mensaje, o  como se afronta el reto de una novela, ese  saber que vas a estar todo un año dándole vueltas a la misma historia. 


Y es quizá, gracias a esa capacidad de encuentro con lo imaginario que tienen los autores de la literatura infantil, lo que nos acerca también, en cierto modo, a ese Roberto Malo, atrevido, irónico, surrealista y desenfadado en su literatura para adultos. Ha publicado los libros de relatos "Malos sueños" (Certeza, 2006) y "La luz del diablo" (Mira, 2008); las novelas "Maldita novela" (Mira, 2007), "La marea del despertar" (Hegemón, 2007), "Los guionistas" (Eclipsados, 2009),"Asesinato en el club nudista" (Nalvay, 2011) y "El último concierto de David Salas" (Pregunta, 2013).




Compartimos mesa y mantel con una agradable conversación en la que por supuesto no faltaron las risas y alguna carcajada. Como viene siendo habitual, tras las copas, nos dispusimos a grabar su participación.


En este caso nos leyó un pequeño fragmento de "El último concierto de David Salas" (Pregunta,2013);

PROGRESO

Antaño,
los melocotones
sabían a melocotones,
las manzanas
a manzanas,
las peras
a peras.

Ahora,
todo sabe a nada,
todo sabe a nada,
mierda de progreso.


Roberto es miembro fundador del Grupo Galeón, con el que realiza talleres, animaciones, títeres y cuentacuentos desde 1993 tanto en Aragón como en el resto de España. También pertenece a diversas asociaciones literarias.

De sus cuentos infantiles han sido publicados (escritos en colaboración con Francisco Javier Mateos) "Tanga y el gran leopardo" (Comanegra, 2009, ilustrado por David Laguens), "La madre del héroe" (OQO, 2011, ilustrado por Marjorie Pourchet), "El príncipe que cruzó allende los mares" (Nalvay, 2012, ilustrado por David Guirao), "Abaskhia, el muchacho que quería enseñar a hablar a las vacas" (Delsan, 2012, ilustrado por David Laguens) y hace muy poquitos días se presentó  "El pastel de la buena suerte" (Delsan, 2013, ilustrado por Ignacio Ochoa).


Gracias por tu aportación a las Cenas de Pabostría, un verdadero placer. 

¡¡El leopardo debe vivir!!



Durante la presentación de "El último concierto de David Salas", en Jaca.




sábado, 2 de noviembre de 2013

CELEBRAR LA MUERTE


Preservar la memoria de nuestras tradiciones es, a veces, difícil tarea en una sociedad irremediablemente ligada a una imposición, incuestionable o velada, de y en consecuencia desarraigo cultural y por ende  abandono y desarme paulatino de la tradición más atávica. Cuando el origen es quebranto hay que saber abrir los ojos y respetar aquello que en realidad siempre ha estado en nuestra memoria. Aquello que forma parte de nuestra identidad.

Y es que la Fiesta de los Muertos, Noche de Difuntos, Noche de Ánimas, Noche d’ Almetas o as Lumbretas, Tots Sants, Nit de Morts o Animetes, Halloween y otras celebraciones similares alrededor del mundo tienen una raíz en común: recordar a nuestros muertos y, en cierta manera, perdurar viva nuestra relación con ellos en un momento del año en que la misma naturaleza parece también desvanecerse.  

Determina el inicio del ciclo de la tierra. Tras el tiempo de abundancia, de  las cosechas del verano y las vendimias, con su luz lenta y calurosa, llega el reposo. La muerte aparente de la naturaleza. Las hojas de muchos árboles caen y la tierra, triste y agotada, aguarda el momento de la siembra, permaneciendo yerma en noches frías que se alargan, abstraída en un estado latente  hasta el resurgimiento de la vida con el retorno de la primavera y el buen tiempo. La idea de la muerte, el rito a la muerte con el fin de promover el bienestar de los benévolos  y aplacar la ira de los malvados está presente en un periodo concreto en que la inmensa mayoría de pueblos desde las culturas aztecas, orientales, africanas, pueblos celtas, egipcios y romanos han estado celebrando como el tiempo de los muertos.

Parece ser que nuestra fiesta, que se remonta al ciclo de la vida y al seguimiento del ciclo vital durante las diversas estaciones del año, deriva, en concreto, del importante culto para el pueblo celta llamado Samain o Samhain, en gaélico. Al igual que los meses, el año cuenta con una fase oscura que se inicia con el mes de Samonios (octubre-noviembre) y una fase luminosa que comienza en el mes de Giamonios (abril-mayo).La festividad de Samhain señalaba el comienzo del año nuevo celta. Tenía lugar en el mes de Samonios (octubre-noviembre), durante la luna llena más cercana entre el equinoccio de Otoño y el solsticio de Invierno, la celebración duraba 3 noches de luna llena. La palabra gaélica Samhain significa etimológicamente “el final del verano”.  



 
Hoy en día, es un hecho constatable el peso y la riqueza en la variedad de tradiciones folclóricas de los pueblos con origen celta. El Samhain se refiere a  los días que están fuera del periodo. Esos en los que se da la bienvenida al periodo de oscuridad, cuando se posibilita que las puertas del otro mundo queden abiertas y los muertos puedan contactar con los vivos. Son días plagados de conmemoraciones relacionadas con los difuntos, es tiempo de muertos.

En cuanto a la cristianización del culto a los muertos, los romanos ya celebraban una festividad a Todos los Dioses. Los ejércitos del Imperio romano, fueron asentándose en las tierras conquistadas, y fueron adoptando las mismas costumbres.  Decidieron honrar a una de sus diosas haciendo coincidir la fiesta con la del Samhain. Pomona era la diosa de los frutales, y en su honor celebraron la Fiesta de la Cosecha el 31 de octubre, aunque ya los celtas celebraban una fiesta menor de la cosecha en el equinoccio de otoño, el 21 de septiembre.  También Marco Agripa mando construir, en honor a Júpiter vengador, por el amparo recibido en las duras batallas ganadas a Marco Antonio y Cleopatra, un templo pagano dedicado a Ceres y a Todos los Dioses, llamado Panteón de Agripa o Panteón de Roma.




Ya en el siglo VII , Bonifacio IV en su labor de cristianización instaura el día de Todos los Santos el 13 de Mayo hacía el 609 E.C cuando decide “ purificar” El Panteón y dedicarlo a la Virgen y a Todos los Santos cubriendo el templo, como en su origen, con planchas de plata, las cuales había quitado Constantino emperador para llevarlas a Zaragoza, juntamente con las estatua de bronce y mármol que estaban en Roma, e hizo más daño en seis días que allí estuvo que no hicieron los bárbaros en doscientos y cincuenta y ocho años.Este fue el primer templo pagano transformado para el culto cristiano, y según cuenta la tradición, veintiocho grupos de huesos de mártires fueron trasladados de las catacumbas y colocados bajo el altar mayor.

Aunque fue Gregorio III quien consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los santos cristianos y cambio el día, para fijarlo en el 1 de noviembre. La explicación de tal cambio está en  el Samhain, que seguía siendo una arraigada fiesta popular celta a pesar de  la cristianización de Gran Bretaña. De esta manera  la Iglesia  trató de desviar el interés que existía en las costumbres paganas incorporando en el calendario una celebración cristiana en la misma fecha que la fiesta de Samhain. Al no poder desarraigar las creencias paganas la Iglesia simplemente las ocultó tras una máscara “cristiana” y adoptó las celebraciones previas, dándoles una especie de “visto bueno”. En el año 835 E.C., el papa Gregorio IV convierte la festividad de Todos los Santos en fiesta universal en el calendario gregoriano.
En el 998 E.C fue el quinto abad de Cluny  quien instauró en los monasterios de su congregación,  el 2  de noviembre como fiesta para conmemorar a las almas de los que habían fallecido. Y de ahí se extendió hasta ser aceptada definitivamente en el siglo XI por la Iglesia.

En la tradición celta el Samhain, la víspera de Todos los Santos, pasó a denominarse All-hallows Eve (actualmente, por contracción de la expresión: Halloween) y  el Día de los Todos los Difuntos o Día de Todas las Almas  pasó a ser el  2 de noviembre. Las tres noches de luna llena pasarian a ser Hallowmas.
No obstante, en nuestras tierras, mezcla de orígenes precristianos, y aún cristianizado el rito, conservamos rasgos y tradición propia de  origen céltico del Samhain.
Es Aragón, tierra de fadas, moras, lainas, omes, encantarias, granizos y bruxas. Tierra que a pesar de una muerte lenta y constante de sus lenguas pirenaicas ha sabido proteger un compendio de  leyendas, falordias, cuentos, canciones, mitos y creencias a través de la tradición oral , que se mantiene, con quizá mayor autenticidad de origen en el Alto Aragón ( hay una mayor pervivencia de los mitos en zonas montañosas, más aisladas de la mentalidad urbana) aunque pervive en muchas poblaciones de todo el territorio como Trasmoz,  Radiquero, Adahuesca y Colungo en el Somontano o Graus y Secastilla en Ribagorza.

La celebración de "Toz os santos" todavía se mantiene rodeada de antiguas creencias y ritos, y el trato con las "Almetas" o espíritus difuntos era algo habitual en la vida de las aldeas más aisladas no hace tantos años. La Noche de las Ánimas, Noche d´ Almetas o As Lumbretas  se celebra, según he podido documentar, en algunas poblaciones la madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre y en otras la madrugada del 1 al 2 de noviembre.


Son días y noches de recogimiento e historias de ánimas, bruxas, follets, alentadas y totones frente a la chaminera,  de calabazas con velas, las de color verde y morfología alargada, para alumbrar en procesión  y  guiar así el camino al cementerio a las almetas. Es tiempo de misas y toque de muerto en la madrugada, de candilejas, estadal y cerilleta.  Las almetas vagan más tiempo entre la noche y hay que recogerlas. Nada mejor que ayudarlas a asentarse en el lugar que deben estar. Si se consigue, el invierno será tranquilo, sin ningún sobresalto por parte de las ánimas, pues estarán recogidas en el lugar que les corresponde.  

Aunque algunas de las  costumbres aragonesas de la Noche d’Almetas  se orientan hacia evitar el contacto con las ánimas, a las que se les quiere y se les teme a la vez,  la propia celebración es símbolo de una necesidad que siempre ha existido desde el principio de los tiempos: establecer algún tipo de relación con las ánimas.  



El trocito de tierra que es Menorca celebra también este Dia dels Morts ,Nit de les Ànimes o animetes,  y tras una investigación poco fructuosa llego a la repetida y entristecida conclusión  de que también en la isla hemos ido perdiendo por el camino gran parte de nuestra más primitiva identidad con este abandono progresivo de  rituales y costumbres ancestrales. En el ámbito cultural de estas tierras tradicionalmente se decía que las animetes, tanto las que habían muerto durante el año en curso como las que hace años que habían muerto,  volvían a las casas y lugares que habitaron. Se precisaba, curiosamente, el momento del retorno: a partir de las dos de la tarde del día de Tots Sants hasta el día siguiente , Dia de Morts, a su misma hora.

Dentro de esta dualidad que conlleva el rito de la fiesta, entre el miedo y la protección hacia las ánimas, común en todas las tierras que conformaron la Corona de Aragón,  en la isla se considera a las animetes como protectoras y  se mantienen aún tradiciones que han llegado hasta nuestros días. Tradiciones como la de poner un plato más a la mesa aquella noche, o dejar lugar para los familiares difuntos, o bien, abrir paso en las puertas para que entren las ánimas, cuidar de no moverse ni mover cosas por los rincones, convencidos de que son los lugares de la casa donde se refugian las animetes. En el Dia de Morts no se se escombra o barre y también era costumbre preparar la cama para que las animetes puedan descansar.

En el día de Tots Sants  era costumbre, poner manjares y ofrendas florales en coronas adornadas con crisantemos y perpetua siempreviva o flor de san juan. El ciprés, el laurel, el sauce y la hiedra eran sitio preferido para los difuntos, y se decía que la malva crece sobre las tumbas de aquellas buenas personas. 

Así mismo, hay multitud de prácticas relacionadas con el fuego durante estos días: encender candelas y otras luces de flama para que ses ànimes no tropiecen por la casa, a menudo en el interior de cántaros y frutos del tiempo como melones, sandías y calabazas, los cuales se acostumbraban a decorar y se colocaban en la puerta de las casas, en las habitaciones o en la cocina. Se encendía también la llar o chimenea para que los difuntos puedan encontrar el camino a casa, calentarse, descansar y comer a gusto. Este sería el caso de las xinxetes o mariposetas, que se encendían ya la noche del 31 de octubre,  son un pequeño corcho con  mecha que en lugar de usar cera como materia combustible  utiliza aceite vegetal. Se dejaban encendidas los días de Tots Sants i Morts, servían para señalar a ses animetes  el camino a casa.
Habitaba la creencia que las ánimas del purgatorio si encontraban buena acogida por parte de los familiares descansaban en paz, de lo contrario, seguían siendo almas en pena. Todas estas costumbres iban acompañadas de las tres misas con ornamentación negra y cirios amarillos, la visita al cementerio y  el insistente toque de campanas a plenyideres.

En algunos sitios se celebraban procesiones carnavalescas o bailes relacionados con la muerte, en algunos fanales se dibujaban ojos y bocas y se colocaban en las ventanas para así asustar a los que pasaban por la calle. Propio de la isla era, que alguien se envolvía una sabana más arriba de la cabeza con tal de disimular la estatura real y simulaba la cabeza con una caña y un fanal  encendido. El objetivo de tal fantasma no era otro que salir a la calle para espantar.
Las representaciones teatrales que se hacían en la calle más adelante fueron desplazadas por Don Juan Tenorio, de José Zorrilla en los teatros. Un tal Francesc Orfila Albertí  escribió una obra para parodiarla con el objetivo de darle un toque localista y picante.  Esta obra titulada En Tanoca des Migjorn, fue estrenada en Maó el 2 de noviembre de 1927, y desde entonces se ha representado en numerosas ocasiones, alrededor de Tots Sants , en la zona del levante menorquín y es ya un clásico del repertorio popular.

A nivel familiar se puede constatar la pervivencia de algunas de estas prácticas como la de hacer la castanyada, aunque se ha perdido el rito de encender hogueras para celebrarla. Y así, también frente al fuego, se solían explicar rondalles de muertos aparecidos y almas en pena. Probablemente, era la manera de introducir a los niños en estas cuestiones de la muerte, y explicar cuentos de ánimas, relatos de muertos y otras rondalles que hacían miedo, lo que por este lado, alejaba la muerte de la  vida cotidiana y le daba una ambientación mágica y ritual.
El refranero menorquín hace múltiples referencias a la celebración, a las costumbres relacionadas con el rito en honor a los muertos y a los productos propios del otoño. Los hay que hablan del cambio de estación, de la llegada del frío, de los oficios del campo y el mar. Forman parte de nuestra memoria colectiva y es deber transmitirla como parte de nuestro patrimonio cultural.

La gastronomía de esta celebración, precedida por antiguas ofrendas funerarias, es rica y variada. En este momento del año la despensa se llena de conservas, confituras y otros alimentos de larga caducidad elaborados con los productos recogidos durante el verano y la entrada del otoño.   
Muchos dulces se elaboraban para poder conservarse mucho tiempo y servir de suministro energético durante los largos y fríos meses de invierno. En la despensa había frutas confitadas, vinos, aceite, los productos de la matanza del cerdo o ses porquetjades i es panets de mort. Joan Amades, folclorista, nos cuenta como en Menorca para Tots Sants se hacían ya antiguamente unos pastissets propios del día, que obligatoriamente se tenían que elaborar con miel y mantequilla. Destacaba su forma de difunto amortajado y solo solían comerlo los niños.


Amades también nos dice que antiguamente, en el día de muertos, se celebraban verdaderas bacanales en recuerdo y honor de los difuntos, de las cuales un lejano y desdibujado recuerdo es la actual castanyada. La Iglesia combatió enérgicamente los abusos que se hacían en estas comidas. Los ricos señores comían delicadas viandas y los pobres; castañas. Aún hoy se celebran comidas familiares y se comen castañas, uvas, higos, moras, magranes – granadas (consideradas una representación del purgatorio, ses animetes eran los granos que la forman, por cada grano que se comía se redimía una animeta del purgatorio) boniatos, calabazas, bunyols-buñuelos , panets de morts. Se bebe buen vino, normalmente dulces o blancos, tipo moscatel.

En las casas, al llegar la noche, era costumbre dejar nueces, piñones rotos, castañas o granadas abiertas, encima la mesa de la cocina o en los rincones para que así las ánimas puedan comer sin molestar a los vivos mientras duermen.
La concepción de la muerte ha cambiado radicalmente, hasta la forma de morir ya no es lo que era. Es bien distinto morir en casa, rodeado de los tuyos, que en un hospital. La mort és llei de vida, afirma el dicho popular. Y en la concepción cíclica del tiempo y de la existencia de nuestros antecesores, la muerte era aceptada como un hecho absolutamente normal. La muerte temida era la imprevista: las desgracias, la muerte de alguien joven, los males y las epidemias, en definitiva de aquello que rompía el ciclo natural .
La muerte es, hoy en día  y en muchos casos, escondida o dismulada a los niños. Mientras, las imágenes de guerra, violencia, accidentes o catástrofes se repite constantemente en nuestros medios de comunicación. La muerte adquiere aires catastróficos y terribles. Contrasta profundamente con la aceptación natural que se encuentra implícita en los refranes, creencias y prácticas de tradición popular referente a los muertos.


Concluyo con la reflexión de si es posible que nuestros antepasados, quienes consideraron la muerte como un hecho cotidiano, inevitable y lógico en la medida en que forma parte del ciclo natural que afecta a personas, animales y plantas, sabían, en su incansable conexión con la naturaleza y lo desconocido,  que la muerte no es el final. 
Desde aquí, reivindico la muerte y su celebración. La vuelta a la esencia de las tradiciones populares  A los muertos, algún día dejaremos de llorarlos, los tendremos bien enterrados y reiremos, por nosotros, por ellos. Vivos y muertos. 

De pequeña recuerdo comer bunyols y castañas, tanto en el colegio como en casa. En nuestro hogar llevamos desde ayer con las velas encendidas, en recuerdo a nuestros muertos y también por qué no decirlo, para guiar a los antiguos moradores del edificio del Horno de la Pabostría, hoy nuestra casa.

Para finalizar la biblia que he escrito sobre la celebración aquí os dejo la receta d’es bunyols de tots sants. Como suele suceder, tengo más de una receta apuntada en el recetario de mi madre, y sin dudarlo,  os dejo con la suya. ¡Eran exquisitos, Ita! 

Bunyols 

1/2 kg de harina de fuerza
400 gr de patatas
1/2 vasito de leche
1 vasito de aceite de girasol
3 huevos
25 gr de levadura de pan
250 gr de azúcar


Miel o arrop 

Primero hervir la patata pelada en agua. En lugar de patata también podéis hacer una mezcla de patata y boniato, o sustituir la patata por el boniato o la calabaza, también quedan muy ricos.

En un recipiente o vasija, poner la harina y hacer un hueco en forma de cráter. 
En otro recipiente deshacer la levadura con la leche, que estará justo tibia. (si la leche está demasiado caliente la levadura se escalda y no haría efecto).
Añadirlo entonces al cráter y cubrirlo con parte de harina. 
Tapar el recipiente de manera que no entre aire para dejarlo reposar alrededor de 15 min en un sitio cálido y seco.
Mientras tanto ligar el azúcar con los huevos batidos en otro recipiente, mezclar con el aceite y pasado el tiempo de reposo lo añadís a la pasta de la masa. Ahora toca pastar o remover hasta ligarlo. (Os podéis ayudar de una cuchara de madera pues la masa es algo pegajosa). Una vez ligada, dejar reposar hasta que haya duplicado su volumen, alrededor de tres cuartos de hora. 

Para hacer y dar forma a los buñuelos hay que poner una sartén al fuego con mucho aceite y calentarlo hasta que esté bien caliente. Os mojáis la mano con agua fría y cogéis un pellizco de pasta con la punta de los dedos a la vez que hacéis un agujero con la punta del dedo gordo. Haciendo, digamos,como la forma de un pequeño salvavidas.( Si veis que no os salen los agujeritos, nada de desanimarse. Cogéis un pellizco de pasta, lo tiráis en el aceite y bon profit! Sin agujero.)

Luego consiste en ir friendo los buñuelos que para mejor control de cocción es mejor sean todos de la misma medida, alrededor de seis centímetros. De esta manera, cada buñuelo necesitará alrededor de cinco minutos. 
Al sacarlos hay que escurrirlos encima papel absorbente. 
Se pueden comer fríos y hasta un día después pero yo os recomiendo recién hechos y regados con un poquito de miel, azúcar o arrop. 

jueves, 17 de octubre de 2013

Benarribats

Sean bienvenidos..."Sigueu Benarribats" a mi exilio particular. Un exilio voluntario y placentero que, como reza el subtítulo del blog, será un pequeño y sencillo breviario que recogerá desde curiosidades históricas a recetas de cocina, pasando por reseñas literarias, recomendaciones gastronómicas, visiones personales sobre viajes y otras anécdotas vivenciales. Compartiré los versos de aquellos poetas que un día llegaron a mis manos para quedarse y  los de todos aquellos que vendrán.  Reciclaré la memoria de vez en cuando para no olvidar todo lo que integro y me forja. Encenderé el sonido de aquellas melodías que me encandilan hasta los pies para arrancarme un baile y hasta las que logran entristecer mi nostalgia. Mostraré aquellas imagenes que retratan instantes capturados del tiempo. Todo ello con una buena dosis de paciencia y entusiasmo por emprender este nuevo reto llamado blogger. Esperando que este mundo, lugar tan intangible, me sirva en parte, para descubrir e intercambiar conocimientos y así sumar mi humilde voz isleña a todas las voces.

 Siendo hoy jueves, y como a partir de hoy vendrá siendo habitual, os convoco a tomar asiento en Cenas de Pabostría (versos y relatos en casa). En este caso, tras unos aperitivos acompañados de un nada desdeñable vino aragonés, del Campo de Borja, nos comimos un "Perol de Carn as Forn" y unas patatas al horno que hice de manera rápida e imprevista. Tras los postres y los licores de rigor nuestro amigo y poeta, Ricardo Usón (Zaragoza, 1962) se animó a prestarse para inaugurar, junto con Marcos, nuestro proyecto homemade "Cenas de Pabostría", que consiste en recopilar de manera videográfica a todos aquellos amigos y escritores que recibimos en nuestro hogar. Poco a poco iremos mejorando la calidad gráfica y sonora de estos vídeos. No toméis en cuenta los detalles de la grabación ya que fue algo improvisado.




Zahorí de sonrísas


Ante mis ojos
la solución se reconstruye
esta mañana de domingo,
centro comercial abandonado
y avenida vacía
bajo un sol de justicia
que no calienta
pero abriga contra el cierzo.
Los pinares que rodean estas calles sin alma
que fueron bosque,
las sombras que cobijan
los aledaños de mi conciencia,
incluso ese lago artificial
en mitad del asfalto,
parecen hoy carecer de importancia,
ser invisibles, no existir.

Para mí, todo es desierto.

Las farolas son imposiciones, sin noche.
Los semáforos, sin tráfico, son irreales
y los pasos de cebra sin peatón
son un insulto para el fugitivo.

Todo desaparece, ni rastro de humanidad.

Nubes de arena borran el paisaje
como si, lejos de ti, no hubiera mundo
que sustentara mi gravedad.

Rebusco en mi cartera.
En tu fotografía eres bella, eres joven,
me amas y sonríes.

Solo soy un zahorí
buscando agua
en un mar de dunas sin certeza
y playas de dudas.
Mis ojos
se recuerdan en tu mirada.
Apuntan a una sola dirección.
Son brújulas que buscan sonrisas perdidas
en esta ciudad que te recuerda
y sin ti se divierte:

Un parque de atracciones
olvidado.

Marcos Callau en La Ciudad Desnuda. Cordelería Ilustrada, 2013.


No quiero que al morir 
lloréis mi calavera,
que quiero recorrer el mundo
siendo ceniza.
Que me transporte el aire
para limpiar miserias,
dándole a la tierra herida
una parte de mí.
Y si alguna vez alguien
recitara mis poemas,
renacer con la palabra
siendo el aire de sus labios.

Ricardo Usón en Lo que te quiero decir. Chiado Editorial, 2013.



Para finalizar, os dejo los detalles de la receta de "Perol de Carn as Forn" ,muy sencilla y rica. Es plato típico de la gastronomía menorquina. El Perol se cocina al horno en tià de fang o cassola de terra, cazuela de barro. Hay diversa variedad de perols ,algunos, desde el más simple que se suele preparar como acompañamiento, con una capa de patatas laminadas en la base, cebolla y tomate cortados en finas láminas, todo cubierto de pan rallado, ajo y perejil picados, es conocido como Perol de Patates i Tomàtic.

El perol también se puede hacer con carne, típicamente con costillas o chuletas de cerdo. Aunque queda igual de sabroso si se hace con otro tipo de carne como vacuno o ternasco, por ejemplo.
También es habitual cocinar perol de marisco  (sepia, langosta troceada o langostinos) o pescado (dorada, salmonetes,etc.) En el caso del pescado, éste, a diferencia de la carne y los mariscos, se pone entre la patata y el tomate.



"Perol de Carn as Forn"

Ingredientes: 
Chuletas de cerdo (de la parte del cuello) o costillas.
Patatas cortadas en rodajas (mejor si es la patata roja) de unos 5 centímetros aproximadamente.
Tomates
Cebolla
Pan rallado
Ajo
Perejil
Laurel
Pimentón rojo dulce
Aceite de Oliva
Sal
Jerez seco/Vino Blanco de la Tierra

Tras lavar, pelar y cortar las patatas en rodajas, de unos cinco centímetros aproximadamente, salar y freír hasta pocharlas en un sartén con aceite caliente. Luego colocarlas creando un lecho en el tià de fang.
Cortar la cebolla en juliana y añadirlo al tià sobre la cama de patatas. Hacer lo mismo con los tomates.
Salar al gusto y encima poner las carne previamente condimentada.
Esparcir entonces pan rallado,ajo y perejil machacados por encima de todo. También podéis poner unos dientes de ajo aplastados entre las patatas y un par de hojas de laurel. Se riega de aceite al gusto.
Añadir finalmente y con cuidado medio vasito de aceite de oliva, medio vasito de agua y un chorrito de Jerez al gusto o medio vasito de vino blanco de la tierra. (vasito= taza de café)
 Se pasa al horno,ya caliente a 190º. Al cabo de media hora, bajar la temperatura a 140º-160º, y dejar cocer y dorar hasta unos veinte minutos más. En total se tiene en el horno aproximadamente 1 hora .Tiene que quedar bien gratinado así que si es necesario podéis subir la temperatura en los últimos minutos.

Consejos-apuntes:
-Cuando saléis los tomates podéis esparcir una chucharadita de azúcar por encima.
-Para que el perol quede bien hay que ser generoso con el aceite. Si al estar listo, veis que queda aceite, podéis quitarlo con la ayuda de una cuchara.
-Es costumbre comerlo frío o tibio, aunque caliente está muy bueno también. Se suele tomar para cenar o como segundo plato.
- Lo del vino blanco, el jerez seco , el laurel y los ajos es cosa que vi hacer a mi madre de siempre. Debo aclarar que en muchas recetas he visto que no consta como parte de la misma. 
-Si optáis por el pescado, la temperatura será de 180°C durante 90 minutos. Con tal de evitar que se queme el pescado, si es necesario podéis cubrir los últimos momentos con papel de aluminio.
-Lo de la temperatura del horno, ya se sabe, es orientativo pues cada horno es distinto pero os avanzo que este plato debe quedar bien dorado.

Y ya, con Bettye Swann y su cálida voz , doy cierre a esta primera entrada.